En esta oportunidad la Directora de Centro PLENUS aborda una disfunción sexual menos frecuente pero de gran impacto psicológico a nivel individual y en la relación de pareja, el trastorno orgásmico masculio (TOM).
Se trata del retraso o la ausencia recurrente y persistente del orgasmo, lograda una excitación normal, en una actividad sexual adecuada en cuanto a estímulo, intensidad y duración. Si bien se debe diferenciar el orgasmo de la eyaculación, es decir que son dos fases distintas de la función orgásmica, en la mayoría de las consultas el trastorno se debe a una anorgasmia aneyaculatoria, donde el varón no alcanza el orgasmo ni la eyaculación o demora demasiado.
Entre las causas más frecuentes están las psicológicas, sobre todo en la población joven, relacionado al condicionamiento por la práctica masturbatoria y la falta de experiencia de relaciones sexuales. También relacionado a determinado tipo de personalidad, obsesiva, autoexigente, responsable, complaciente, con tendencia a la preocupación por complacer y satisfacer a la pareja desatendiendo sus propias sensaciones eróticas.
Farmacológicas, como resultado del consumo de psicofármacos como los antidepresivos y sedantes, produciendo el retraso o la ausencia del orgasmo.
Trastornos hormonales, como el hipogonadismo o Andropausia. Bajos niveles de testosterona pueden afectar la función orgásmica y eyaculatoria. Frecuente en la población mayor de 50 años, sobre todo con enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes.